Las lágrimas empezaron a correr por las mejillas de Christina, se las apartó con fuerza, y con una inmadurez atípica respondió: «Entonces pide que me avisen para enviar flores a tu funeral». Acto seguido, bloqueó el número de Santiago para cortar la comunicación. Segundos después, entraba su llamada, pero la desvió y apagó el teléfono. Lloró con desaforo, arrastrándose a la ducha y abriendo el grifo, se dejó caer en el piso para que el agua la empapara. Sufría como nunca, por un momento pensó que, destruyéndolo un poco,para que padeciera de la misma manera que ella, le haría bien, pero no fue así, solo consiguió que su dolor aumentara, haciendo más notable que aún sentía algo por él. Llamarlo amor era demasiado, aunque algo había. Abrazó sus rodillas, apoyó la frente en ellas, arrepintiéndose de haberlo lastimado. Santiago tiró el teléfono contra el piso, desesperado al notar que Christina apagó el suyo. Gritó enfurecido, apretando los puños, sintiendo mucha rabia, pensando en cómo
Leer más