EvaEl amanecer no me trajo paz.Las primeras luces se colaban por las cortinas de la habitación, dibujando sombras suaves sobre las sábanas desordenadas. No había dormido. Ni un maldito segundo. Y no porque Damián y yo hubiéramos hecho algo más que besarnos… aunque su boca seguía en mi mente como una maldita obsesión.No. Lo que me tenía con los nervios en carne viva no era su cercanía física. Era otra cosa. Más profunda. Más peligrosa.Era la intensidad con la que lo sentía. A él. A mí misma. A todo.Desde que había firmado ese estúpido pacto —ese maldito contrato con un demonio, literal o metafórico, todavía no lo tengo claro—, algo en mí había cambiado. Pero anoche… fue diferente. Como si algo se rompiera dentro y, al mismo tiempo, algo más naciera.Un poder dormido, eléctrico. Agazapado como una fiera que espera su momento.Y lo peor: no sabía si debía tenerle miedo.—Eva.La voz grave y ronca de Damián me sacó de mi espiral. No lo había oído entrar.Apareció en el umbral con ese
Leer más