La sala de juntas de la empresa Sinisterra estaba repleta. Ejecutivos, asesores, contadores, abogados… todos los cargos estratégicos se encontraban presentes. El ambiente era tenso, cargado de incertidumbre. Nadie sabía con exactitud el motivo de aquella convocatoria urgente de Leonardo Salvatore, pero todos intuían que no era algo menor. Desde que se había convertido en el socio mayoritario, su presencia era sinónimo de movimientos arriesgados y decisiones determinantes.Leonardo entró con paso firme, portando su habitual traje oscuro perfectamente ajustado, seguido por su equipo personal de confianza. Sin perder tiempo, se dirigió al frente de la mesa, colocó su portafolio sobre la superficie de caoba y se quedó unos segundos en silencio, dejando que la tensión creciera. Luego, alzó la mirada y habló con voz grave y pausada.—Gracias por venir con tan poco aviso. No les quitaré demasiado tiempo, pero lo que tengo que anunciar marcará el comienzo de una nueva etapa —dijo, y desplegó
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