Algo se rompió. De un momento a otro, las risas y las guitarras se callaron. Lilly se dio cuenta que todas las miradas estaban puestas en ella y que Xamara le gritaba furiosa algo que no conseguía descifrar, pues todo lo que escuchaba era el caló. Con las manos juntas sobre su vientre, encogida de miedo intentaba hacer el esfuerzo por entender qué era lo que había hecho mal. Ella solo se había acercado para ayudarla con los platillos.—¿Plañí? ¡Ne soi tu plañí!— escuchó que seguía gritando mientras le hacía señas con la mano —¡Ne me faroles!¡Ne sos men plañí!¡Paya!Lilly se encogió un poco más. De toda esa sarta de palabras escupidas a la cara, lo único que conseguía entender era que, supuestamente, ella era una paya. Buscó con la mirada a Brishen, a Lawrence o… ¡A quién sea! Pero que vinieran rápido y la sacaran de aquel aprieto. Pero, nadie parecía tener la mínima intención de ir en su auxilio. Brishen se había excusado con ir al baño y de Lawrence, ni noticias. Mientras tanto, Lo
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