Cap 67. Nuevo soberano
Las puertas de Elyndor se abren antes de que los estandartes reales crucen el puente levadizo. La noticia de la victoria ha llegado con el viento, como un susurro que se convierte en grito, y el pueblo entero se ha volcado a las calles. Ancianos, niños, comerciantes, soldados de reserva, todos se agolpan en las murallas, los balcones y las plazas. El cielo se viste de un azul claro, el mismo que ondea en las banderas del reino.No hay música, no hay trompetas. Solo hay corazones latiendo fuerte.Alejandro y Eleonora cabalgan al frente. Él va erguido, cubierto de tierra, y polvo, pero con los ojos brillantes de orgullo. Ella, a su lado, tiene el cabello trenzado sobre la espalda, aún lleva la armadura, y sus ojos, aunque cansados, reflejan una fuerza serena. A sus espaldas, Felipe, ya más pálido pero despierto, va en un carro cubierto, acompañado por Julie, que no se separa de él ni un segundo.Cuando cruzan las primeras calles, una niña se suelta de las manos de su madre y corre hacia
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