—¿Lista? —preguntó Alina en voz baja, apenas audible por encima del bullicio lejano de la ciudad. La joven se detuvo a su lado, al pie de las escalinatas de la academia, y asintió.—Sí —respondió la muchacha, acomodándose un mechón rebelde de su cabello castaño. Ahora lo llevaba recogido en dos largas trenzas de cola de pescado, separadas por una discreta abertura en el centro de su cabeza, un peinado que la hacía parecer aún más joven, casi una niña escapada de algún cuento antiguo.Alina le dedicó una media sonrisa, algo ausente, mientras echaba un vistazo hacia el cielo que en ese instante se veía despejado. Algo raro en esa época dle año donde siempre llovía por todo y nada.—Pues vamos. Debo estar de regreso antes del anochecer. —La instó, comenzando a caminar con cierta prisa. Aunque Viktor no le había impuesto una hora de llegada a buscarla, Alina intuía que él conocía cada uno de sus movimientos mejor que ella misma. Era inútil pensar en huir. Más aún, no tenía verdaderament
Leer más