Liam gira el rostro apenas, sin dejar de caminar. Su voz suena tranquila, pero cargada de ironía. –Me llegó una carta de indemnización. Tenía que venir a buscar el dinero, ¿no? Cosas aburridas de gente despedida –responde con una media sonrisa fingida. –¿Indemnización? –deja escapar una risa breve, afilada. – La única recompensa que ofrece esta casa es veneno, vestido de vino caro. Si te crees esa farsa, estás peor de lo que pensaba.–No necesito lecciones de moral de un sujeto como tu–dice Liam, girándose ahora por completo. Mantiene la voz suave, peligrosa. – Dime algo, Lucas: ¿estás buscando pistas o coleccionando cadáveres? Porque si jugamos al mismo equipo, convendría que lo aclararas.Lucas da un paso hacia él, fascinado y hostil a la vez. –Deja de hacerte el mártir. Sé que no confías en mí… y créeme, la sensación es mutua –su lengua lame el filo de la frase con desdén. – Solo te advierto una cosa: no estorbes. Si te metes donde no debes, seré yo quien te mande la próxima ca
Leer más