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Doble traición

Doble traición

Wilson, un hombre notable, está casado con Cindy. Unos meses después de su matrimonio, la pareja dio la bienvenida a un niño en su casa. Hasta ahora, todo salió bien, pero con el tiempo, Wilson ha cambiado por completo. Se ha convertido en un marido infiel que no puede resistirse a ninguna chica hermosa. Se ha convertido en un verdadero seductor, y juega su papel tan bien que su esposa no sospecha. Parece ser un experto en esta área, pero jugar con fuego puede causar graves consecuencias en cualquier momento. Transformó jugar con los sentimientos de las mujeres en un juego, pero se sorprendió al perder el control y no poder manejar la situación. Un evento sorprendente ocurrió en el peligro de Wilson. ¿Cuál es la cronología de los hechos? ¿Es probable que la esposa de Wilson descubra los pequeños juegos de su esposo? Una historia emocionante que explora los temas de amor, traición y venganza.
Romance
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FREYA

FREYA

Freya fue destruida en su totalidad en manos del hombre que creyó amaría por el resto de su vida, deseando la muerte tras verse en un espejo y no poder reconocerse a sí misma, pues ya no quedaba nada de lo que una vez fue. Pero la vida le dio una segunda oportunidad por algún motivo, quizá porque el amor y la fe de su familia eran tan grandes que no permitieron que ella muriera o porque aún tenía propósitos que cumplir. Cual fuera el caso, en medio de su agonía, odio propio y desagrado por su rostro, un amor del pasado tocará nuevamente su corazón y la hará preguntarse si alguien como ella, que ha perdido la vida, merece amar de nuevo y ser feliz luego de haber estado por mucho tiempo encarcelada en un infierno que teme volver a vivir. ¿Podrá permitirse amar ahora que el amor ha tocado la puerta de su corazón por segunda vez? ¿Podrá Freya dejar sus miedos e inseguridades atrás y permitirse ser feliz?
Romance
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La Multimillonaria Bebé Secreto Desputés Del Divorcio

La Multimillonaria Bebé Secreto Desputés Del Divorcio

Le di mi corazón, y él le dio a su madre el poder de romperlo. Durante años, Bella soportó un matrimonio sin amor, construido sobre su silencio y sacrificio. Eric, el hombre con el que se había casado, prefirió el amor y la lealtad a su autoritaria madre por encima de proteger a su esposa. Cuando la humillación se volvió insoportable tras dejar entrar a otra mujer en su hogar, Bella finalmente se alejó. Entonces llegó Cole Warren, un multimillonario más rico que Eric. Era todo lo que Eric no era. Con Cole, Bella encontró la paz y el amor que le había rogado a Eric. Pero el destino le deparó un último giro. Bella ya estaba embarazada y con el hijo de Eric. Ahora, Eric la quiere de vuelta. Pero Bella no es la misma mujer a la que abandonó.
Romance
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Mi Compañero: Sin Arrepentimiento, Sin Retorno

Mi Compañero: Sin Arrepentimiento, Sin Retorno

Estaba sentada en el Ayuntamiento, a punto de firmar ese maldito certificado de vínculo de compañero con Diego, el Alfa de las Garras Lunares del Este, cuando su teléfono vibró. Le dio una mirada, tras la cual se levantó como si lo que estábamos haciendo solo fuera otro trámite más. Ni siquiera se inmutó cuando dijo: —Surgió algo, dejemos la firma del vínculo para otro día, ¿sí? Y así como así, se fue. Me dejó sentada sola, rodeada de parejas vinculadas, todas irradiando esa vibra empalagosa de «felices para siempre». ¿Por qué? Porque Elena, su querida compañerita de manada desde la infancia, se había torcido el tobillo durante el entrenamiento de velocidad de manada, tratando de seguir el ritmo de los lobos avanzados cuando apenas había pasado los aspectos básicos. Diez minutos después, recibí un mensaje: «La lesión de Elena es medio seria y tengo que quedarme con ella. Movamos la boda, ¿está bien?» Solo era una vez más, como tantas, que Diego la elegía a ella por encima de mí. Pero esta vez… No hubo lágrimas, súplicas o rabia de mi parte. La empleada me dirigió una mirada silenciosa, como si ya supiera cómo terminaba la historia. —Señora... ¿aún desea proceder? Saqué mi teléfono, no esperé a que él cambiara de opinión. Negué con la cabeza y marqué a casa. En el momento en que mi hermana Beta contestó, dije: —Dile al Alfa, a papá, que regresaré a La Cresta hoy. Hubo una pausa, tras la cual me preguntó: —¿Estás segura? —Sí —dije, poniéndome de pie, con voz firme—. Ya terminé aquí. Y, así como así, me fui. No solo del edificio, sino lejos de él.
Cuento corto · Hombres Lobo
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Ser Elegido, No Compadecido

Ser Elegido, No Compadecido

La primera vez que viví, mi hermana y yo encontramos dos huevos de dragón. El negro pulsaba con un poder crudo e indómito. Mi hermana, Isabella, lo reclamó sin pensarlo dos veces. El blanco quedó para mí. Una cosa agrietada y olvidada. Solo contenía un susurro de magia. Lo tomé por lástima. En menos de un año, el dragón negro rompió su cáscara y emergió como un hombre tan hermoso que era una maldición. Se convirtió en el arma devota de Isabella, su poder forjando el camino de ella hacia la divinidad. Mientras tanto, el huevo blanco se alimentó de mí. Vertí todo lo que tenía en mi huevo blanco. Mi magia, mi dinero, mi alma. Durante diez largos años, no me dio nada. Todos dijeron que lo abandonara. Pero no pude. Era una huérfana, ignorada por mi hermana. Solo quería un compañero. Pero cuando la plaga oscura arrasó las tierras, el huevo que había cuidado durante una década eclosionó de la noche a la mañana —mientras yo estaba muriendo, él se alzó por encima de mí para salvar a Isabella. Podría haber eclosionado años antes. Podría haber sido humano todo el tiempo. Pero eligió a Isabella. La confundió con su salvadora. Entonces regresé al día en que todo comenzó. Esta vez, Isabella se lanzó primero hacia el huevo blanco, temerosa de que yo lo tomara. Me colgué mi gastada alforja de hierbas al hombro. Les di la espalda a ambos. —Puedes quedarte con los dos —dije con calma—. Yo me elijo a mí misma. En esta vida, juré que no tendría nada que ver con Adrian. Pero ahora, él es quien está lleno de arrepentimiento, dispuesto a dar su propia vida solo para que lo mire una vez más.
Cuento corto · Fantasía
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La Madre Renegada y el Nuevo Comienzo

La Madre Renegada y el Nuevo Comienzo

Soy la verdadera heredera quien estaban buscando para casarse en lugar de la falsa. Por eso la noche en que me comprometí con Andrés Castro, él me besó y me prometió: —Verónica Álvarez, dame un hijo y te daré un hogar. Fue por esa precisa promesa, arriesgué mi vida para dar a luz a su primogénito, Mateo. Soñaba con tener un hogar propio de verdad y ser feliz con una bonita familia. Hasta que años después, se le dio por aparecer a la supuesta falsa hija tomando de la mano a mi Mateito mientras él niño le decía: —¡Qué bonito sería si tú señorita Camila fueses mi mamá! —Si ya dejo ser el hijo de la amargada de mi mamá, ¿vendrías tú a ser mi mami entonces? La impostora solo se reía, mientras que Andrés los miraba con ternura desde un lado, como si ellos fueran una verdadera familia.
Cuento corto · Romance
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Para Complacer a Su Primer amor, Él Mató a Mi Madre

Para Complacer a Su Primer amor, Él Mató a Mi Madre

Mi mamá ha sufrido tres años de insuficiencia renal. Después de tres años de espera, finalmente encontró un donante adecuado. Sin embargo, mi esposo, Romeo Ruiz, un reconocido profesor en nefrología, ¡le dio en secreto el riñón a la madre de su primer amor, Rita Gómez! Y me dijo con indiferencia: —La madre de Rita ya no puede esperar más. Tu madre ha estado en diálisis, ¿no? Ella puede esperar un poco más… Al final, mi madre falleció por su enfermedad. Le llamé a Romeo por la última vez, pero fue una mujer quien me respondió: —¿Estella? Romeo está en la ducha. ¿Para qué lo buscas? Mirando la sonrisa bondadosa en la lápida de mi mamá, me sentía completamente inconsolable. Le dije: —Nada especial, solo quiero divorciarme de él.
Cuento corto · Romance
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Diez Dólares, Dos Vidas

Diez Dólares, Dos Vidas

Últimamente, en la Manada Luna de Sangre no se habla de otra cosa: el Alfa, Gael Ibarra, decretó que en la Casa del Alfa nadie puede gastar más de diez dólares al día. Sí, diez miserables dólares. Y lo peor: esa regla absurda no vino de ninguna tradición ni consejo de ancianos, sino de su flamante “planificadora financiera”, Lía Rosales. Yo, la Luna, por gastar apenas un dólar de más en medicina, fui arrastrada al patio y condenada a veinte latigazos. Con apenas dos golpes, ya sentía la piel desgarrada y la falda pegada a la sangre. Mi asistente corrió hacia mí, desesperada, llorando: —¡Basta, por favor! ¡La Luna está delicada, no puede soportar un castigo así! Pero Lía levantó el brazo con más saña: —¡Veinte por un dólar de más! Eso fue lo que me prometió el Alfa. ¿Quién se atreve a desobedecer? Me abracé el vientre, jadeando, y con la voz hecha un susurro logré decir: —Llamen… al Alfa… Gael llegó rodeado de su séquito. Cuando sus ojos vieron mi espalda hecha un mapa de sangre, brilló en ellos algo que parecía compasión. —Lía, basta ya —ordenó. Ella lo miró con lágrimas contenidas: —Cuando me trajiste, dijiste que todos iban a obedecerme. Ni siquiera he usado la fuerza. ¿Ahora te vas a echar atrás? Dio media vuelta, ofendida. Gael le sostuvo el brazo y murmuró con cansancio: —Está bien… yo no me meto. No te desgastes. Que sigan los guardias. El cuero siguió azotando mi carne hasta abrirla en carne viva. Un calor tibio se desbordó entre mis piernas y, sin entender por qué, solté una risa quebrada que me llenó los ojos de lágrimas. Al día siguiente, cuando por fin Gael se acordó de mí y mandó llamar a la sanadora, encontró a mi asistente destrozada, abrazada a mi cadáver. —Luna… ¿cómo pudiste irte así? —sollozaba—. Dos vidas… dos vidas…
Cuento corto · Hombres Lobo
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Muere la Verdadera Hija, Mis Hermanos Enloquecen

Muere la Verdadera Hija, Mis Hermanos Enloquecen

Me encontraba en el hospital, después de que me colgaran 99 llamadas a mis dos hermanos. Finalmente llegaron, acompañados de mi hermana biológica que habían encontrado. Mi hermano mayor, el que me había rescatado de mis padres abusivos, levantó la mano y me dio una bofetada. — ¡Cynthia, para pelear por el cariño de Sarah, ¿te atreviste a fingir que tenías una enfermedad terminal? ¿Y venir a este lugar para asustarnos? Me cubrí la cara, que estaba roja e inflamada, mientras escuchaba al segundo hermano, que siempre había confiado en mí, reír abrazado a Sarah. — ¿Acaso pensaste que, como Sarah no se sentía bien, fingirías una enfermedad para llamar nuestra atención? — Ya basta, siempre viviste con todo lo que querías, has estado bien de salud todo este tiempo, ¿cómo vas a estar enferma? Sarah, muy comprensiva, intervino: — Hermanos, no la regañen. Creo que solo está así porque piensa que yo le quité su lugar, por eso actúa de esta manera... Miré a mis dos hermanos, que me habían consentido durante diez años, y de repente, sentí que todo lo demás ya no importaba. Después de todo, solo me quedaban siete días de vida. En siete días, todo volvería a la normalidad después de mi partida. Pero ellos no podían aceptarlo.
Cuento corto · Romance
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Esta Familia Ya No Es Mía

Esta Familia Ya No Es Mía

Ese invierno, nuestra familia se fue a esquiar a Aspen, Colorado, en Estados Unidos. Era el lugar donde más acudía la nobleza de la manada y la gente con dinero. Pero, cuando la avalancha pegó de repente, papá cargó a Susana —la hija adoptiva que dormía profundamente, y salió corriendo. Mamá, aunque en pánico, no olvidó de llevarse al perrito callejero que la Susana había recogido. Regresaron esa misma noche a la Manada Sombra Lunar, y subieron más de diez fotos al Facebook de la Manada, celebrando que la familia había salido ilesa. Nadie se acordó de mí. Yo, la hija biológica, seguía enterrada bajo la nieve, esperando que alguien me rescatara. Después, cuando finalmente me encontraron, acepté sin pensarlo la oportunidad que me dio mi mentora de irme de la Manada a estudiar. Me fui a Ciudad Central a estudiar medicina y no volví a humillarme suplicándome para que me quisieran otra vez. Pero ellos empezaron a mostrarse cada vez más nerviosos: —Lucia, ¿por qué ahora no compites por el cariño de Susana?
Cuento corto · Hombres Lobo
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