Diamantes en la Tumba
Después de volver a nacer, cuando vi que mi pareja Nicolás Herrera trajo a casa a una mujer que conocía desde que era pequeño y que, además, estaba embarazada... yo no dije nada. Incluso fui yo la que decidió romper el vínculo con él, solo para complacerlo, ya que en realidad amaba más a esa mujer, Paloma Requena. Yo misma me encargué de organizar cada uno de sus encuentros a solas y, mientras tanto, preparaba mi partida en silencio.
Hice todo eso porque, en mi vida pasada, cuando estaba a punto de morir, Nicolás todavía me echaba en cara que no hubiera permitido que la mujer con la que creció viniera a nuestra casa mientras pasaban los meses de su embarazo. En el camino, Paloma perdió al bebé y quedó estéril para siempre. Él dijo que, cuando yo muriera, estaría con Paloma y la cuidaría bien, para compensar el daño.
Por eso, en esta vida, no me opuse y preferí apartarme para que él no viviera arrepentido… Pero entonces, ¿por qué después de que los dejé estar juntos, Nicolás se volvió loco buscándome por todo el mundo y rogándome que volviera?