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El internado

El internado

L. Alejandra
Tenía tanto miedo, salgo corriendo mientras la sangré corría por mi piel, no sabía de quién era esa sangre ni que es lo que había hecho. Estaba asustada, pero a la vez me sentía entusiasmada, la adrenalina que corría por mi piel. Puedo escuchar a los lejos unos pasos, busco un lugar donde esconderme y entro a una habitación, estaba vacía, busco dónde puedo esconderme, siento que alguien pasa su mano por mi cintura y cubre la boca con su otra mano. —Shh no grites —Dice al soltarme y volteo a mirarlo. —¿Me extrañas? —No comiences con eso Mar. —Oh Thiago, no te resistas — Me mira fijamente y su cara se transforma de una seria a una de preocupación. —¿Qué hiciste? —Yo— escuchamos unas voces afuera, nos escondimos debajo de la cama y podemos observar solamente los pies de un par de personas. —¿Está muerto? —Sí. —Ahora que harás. —Decir la verdad. —¿Cuál es esa verdad? —De quien lo mató. —¿Quién fue? —Fue Mar.
Romance
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Mi marido quiere darle un hogar a otra mujer, así que me voy.

Mi marido quiere darle un hogar a otra mujer, así que me voy.

Cuando mi compañero estaba fuera, cayó en una trampa tendida por la manada Luna Roja. Para salvarlo, fui herida y quemada gravemente, cayendo en la inconsciencia. Cuando desperté aturdida en la cama de curaciones, escuché que él pedía al curandero que matara a mi lobo. —¿Hablas en serio? Ofelia te dio un heredero. ¿Cómo podrías lastimar a su lobo? —La mano del curandero temblaba mientras sostenía una aguja de plata, negándose a ser tan cruel conmigo. Pero mi compañero, Alexandro, respondió con firmeza: —Dalia ha regresado. Quiero que ella aparezca en la ceremonia de sucesión como la madre del heredero. Solo si Ofelia se vuelve débil como un Omega, no competirá con Dalia. Dalia ya perdió a su compañero y fue expulsada de la manada Luna Roja, no puedo permitir que el resto de la manada Luna Nueva la desprecien. Y Ofelia… siempre será mi compañera. Apreté los puños, con los ojos cerrados, y el amor que sentía por él se murió junto con mi lobo. «Alexandro… Si quieres darle un lugar a otra mujer, entonces yo debo irme.»
Cuento corto · Romance
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El valor de un caballero

El valor de un caballero

Neil Timms
Me encuentro en una encrucijada... entre la vida que debo llevar y la que quiero vivir, la sociedad espera tanto de mi, que no se que tanto de mi queda para mi. Debo seguir, ya no puedo parar he creado este mundo y todos se veran arrastrado si decido salir... en esas palabras meditaba Andres hasta que decidio montarse en la motocicleta y dirigirse a la calle don blass donde le esperaban Ana y Sofia. Eran sus amigas mas cercanas, desde la infancia solia andar con ellas, ambas cuidaban de el y este era el momento de devolver el favor si demoraba en llegar no sabria que pasaria con sus dos grandes amigas, y jamas se lo perdonaria. Pasaron 10 minutos para que llegara a la calle don blass como era de esperarse a esa hora de la noche el ambiente era ruidoso y no habia espacio para transitar por lo que le toco bajaarse de la motocicleta y seguir a pie,las luces de neon y lo estrecha que se volvio la calle le impedian ver con claridad la direccion que buscaba, ¿como se llama el bar? Se prregunto Andres cuando se detuvo de golpe mirando un letrero que decia Bari Club. Es ese dijo en voz alta, apreto los dientes y decidio entrar.
Romance
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La protegida del lobo

La protegida del lobo

Soy Luke, un alfa sin manada, sin territorio y, según mis enemigos, sin futuro. Me traicionaron y me dieron por muerto, pero cometieron un error: sigo vivo. Y ahora voy a hacerles pagar por ello. No contaba con ella. Rita. Una humana frágil, callada… y más terca de lo que debería ser. Fue quien me encontró, me curó y, por alguna razón, no salió corriendo cuando vio lo que soy. Ahora no puedo dejar de pensar en ella. Tengo que volver, recuperar lo que es mío y terminar lo que empezaron. Pero Rita es un problema. Mi distracción. Mi debilidad. En mi mundo, eso puede costarte la vida. Lo inteligente sería alejarme antes de que sea tarde. Olvidarme de su olor, de su voz, de la forma en que me mira como si pudiera ver más allá de la bestia. Pero si hay algo que aprendí en esta vida, es que nunca fui bueno para hacer lo correcto.
Hombre lobo
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El Arrepentimiento de Mi Padre

El Arrepentimiento de Mi Padre

Debido a que la hija del amor de la infancia de mi padre, se quemó accidentalmente, mi padre se enfureció y me encerró en la casa de fuego, donde se castigaba a los lobos criminales. El Beta de la manada, mi padre, me miró con la repulsión escrita en su rostro, al decir. —No puedo tener una hija tan cruel. Te quedas aquí y reflexionas sobre lo que has hecho. Rogué a gritos por misericordia, admití mi error y le supliqué que me dejara salir, pero todo lo que recibí a cambio, fue una orden despiadada. —A menos que esté muerta, nadie debe dejarla salir. La casa de fuego se erguía aislada al borde del territorio, por lo que sin importar cuánto gritara pidiendo ayuda, nadie podría escucharme. Además, le ordenó al mayordomo que configurara la habitación para rociar fuego cada dos horas. Las quemaduras eran exquisitamente dolorosas, por lo que la capacidad de curación de mi loba apenas me mantenía viva entre sesiones. Diez días después, finalmente recordó que tenía una hija y decidió dejarme salir. Pero lo que no sabía, era que ya había muerto en esa casa de fuego, nunca saldría a ver el mundo de nuevo.
Cuento corto · Hombres Lobo
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La Omega Proscrita

La Omega Proscrita

—La próxima vez que intentes escabullirte lejos de mí, te juro que te voy a perseguir. Y que te quede claro, te voy a atrapar. —S-sí, señor. — tartamudeé. De la nada, sentí que cada rincón de mi cuerpo empezaba a hervir. —¡Alfa! —me corrigió— Puedo ser un Licán y un Rey, pero sigo siendo tu Alfa, cariñito. Iris no era más que una Omega olvidada, una proscrita relegada a vivir como esclava en su propia manada, Espinas Negras. Marcos Sloane, destinado a heredar el poder, era la única persona en quien podía confiar. O al menos eso pensaba. Cuando un desconocido apareció en su camino, malherido y al borde de la muerte, el corazón lleno de bondad de Iris no le permitió darle la espalda, a pesar de que sabía bien lo que significaba proteger a un rebelde. Pero, apenas esa persona logró recuperarse, también se olvidó de ella. Iris ya había sentido toda esperanza esfumarse… hasta que aquel mismo desconocido regresó, justo cuando todo en su vida se estaba desmoronando. Sin embargo, lo que parecía ser su salvación, pronto se convertiría en una nueva herida, cuando salieran a la luz verdades que pondrían su mundo de cabeza, provocando que se sintiese aún más traicionada que nunca. Le habían dado una segunda oportunidad y un nuevo hogar… pero rápidamente cayó en cuenta de que la manada real no era lugar para una Omega proscrita, sin rango ni nombre. Y aquella atracción cada vez más fuerte hacia un Rey que nunca podrá ser suyo, era lo último que necesitaba. En un mundo marcado por amenazas de mutantes y luchas de poder, ¿podrá romper Iris las cadenas que la han atormentado toda su vida y forjar su propio destino, o estará irremediablemente condenada a seguir siendo una Omega rechazada?
Hombre lobo
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Donde el alma se rompe

Donde el alma se rompe

Los papás de mi esposo fueron llevados de urgencia al hospital tras ser picados por un ejemplar desconocido de una avispa reina. Sin perder tiempo, corrí al Instituto de Entomología a buscar ayuda del director, mi propio esposo, para que apoyara a los médicos con el diagnóstico. Pero él le ordenó al guardia que no me dejara pasar. —Después del trabajo no atiendo nada que tenga que ver con el laboratorio. La mamá de Juli está enferma y tengo que ir a cuidarla. Intenté darle el papel donde se explicaba que sus papás estaban graves, pero me lo arrancó de las manos y lo rompió sin pensarlo dos veces. —Todos los días se muere gente. ¿Qué pasa si también se mueren mis padres? Cuando mis suegros murieron, presenté una demanda contra Juliette Dubois, quien había tirado a propósito el nido de avispas. Después varios días desaparecido, Alain Moreau, mi esposo, apareció de la nada en el juicio como «experto», presentando documentos falsos para defender a Juliette. Cuando tomé la decisión de irme del país, Alain se descontroló de rabia. —¿Y qué me importa que hayan muerto? ¿Acaso no puedo descansar un poco después de estar todo el día trabajando? ¿Y todavía quieres arrastrar a Juli a tus problemas? Como tu familia se fue a la ruina, ¿ahora quieres joder la de los demás? Eres un fastidio. ¡Gente como tú merece perder a sus padres y mucho más! Cuando vi su cara torcida por el rencor y la rabia, entendí algo de golpe. Él todavía no sabía... que se había quedado solo, que ahora era un huérfano.
Cuento corto · Romance
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Perdóneme padre...

Perdóneme padre...

"Perdóneme, padre, porque he pecado... mis pensamientos me traicionan en cada silencio, en cada plegaria, y mi piel arde con deseos que ni el rezo logra calmar. Mis manos buscan lo prohibido y mi alma, aunque lo intenta, se rinde a lo que no puedo decir en voz alta, a lo que sólo usted podría absolver."
Romance
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De Rota a Intocable

De Rota a Intocable

Llevo ocho años casada con Elías Guerrero, un capo de la droga en México. Y justo hoy, en nuestro aniversario, me enviaron por WhatsApp una foto suya celebrando... con Lía, mi mejor amiga. En la imagen, parecían ellos los que estaban casados. En sus brazos tenía a Iván, mi hijo. Me quedé mirando la foto por un momento. Luego le escribí: «Qué bonito». Media hora después, Elías entró dando un portazo y su voz retumbó por toda la casa. —¿Por qué siempre tienes que tratar tan mal a Lía? Iván, mi propio hijo, se acercó empujándome con una mueca de disgusto. —Eres una mala mamá—me dijo—. Ojalá la señorita Lía fuera mi mamá de verdad. No reaccioné. Fui directo al cajón, saqué el fajo de papeles que llevaba un tiempo preparando y lo dejé sobre la mesa. —Está bien —les dije con la voz serena—. Todo es culpa mía. ¿Ya puedo irme?
Cuento corto · Mafia
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La pareja sustituta

La pareja sustituta

Mi novio, Tomás Herrera, me prometió que en mi vigésimo cumpleaños celebraríamos el gran rito de emparejamiento bajo la luna llena, como dicta la tradición de las manadas. Pero esa noche, mientras el fuego ceremonial danzaba y la luna se alzaba sobre nuestras cabezas, Tomás se arrodilló… Pero no frente a mí, sino ante mi media hermana, Liliana Rojas. Con voz firme y mirada encendida, le pidió el vínculo de vida. Entre aplausos, cantos de bendición y el aullido del viento, yo quedé sola, inmóvil, convertida en el chiste trágico de la noche, con el corazón hecho trizas. Justo cuando sentía que me desmoronaba, Samuel Torres, Alfa de la Manada Obsidiana, dio un paso al frente y, con su presencia imponente y voz de trueno, declaró: —Hace años que te observo, Anya. Esta noche, bajo la luna, te reclamo como mi compañera. ¿Aceptas? Lo miré. En sus ojos brillaba una determinación que me confundía. Y, con el alma herida, pero buscando refugio, dije que sí. Durante cinco años, Samuel fue mi escudo y mi calma. Sabía cómo me gustaba el té de lavanda, el tono de luna que me serenaba, el rincón del bosque donde solía refugiarme cuando el mundo pesaba demasiado. Me protegía, me cuidaba, me amaba… o eso creía. Hasta que una noche, sin querer, escuché su conversación con su Beta. —Samuel, ahora que Liliana ya es la Luna de la Manada Rosa Blanca, ¿vas a seguir fingiendo con Anya? —No puedo tener a Liliana, así que qué más da… Mientras Anya esté a mi lado, ella no interferirá en la felicidad de Lily. Esa noche, entré a su estudio. La bóveda encantada estaba entreabierta. Dentro encontré colgantes hechos a mano con colmillos, cartas marcadas con la garra de Liliana, y su armadura de escamas de plata… Cada placa tenía un grabado: «Liliana, mi única luna. Mi lobo desgarrará el destino por ti.» «“Juro bajo la luna darte la felicidad que mereces, aunque deba pagar con mi alma.» «Si el universo no te la da, yo te arrebataré cada parte de tu dicha.» Cin
Cuento corto · Hombres Lobo
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