AMOR MÍO PERDÓN
El otoño lanzaba sus hojas al viento, teñía de melancolía el parque donde todo comenzó... y donde todo se rompió. Aquella tarde, mientras el sol se colaba entre las ramas, mi esposa me plantó una bomba que cambiaría nuestras vidas.
—Estoy cansada, Luca, cansada…
Te pasé todo, pero que me obligarás a hacerme este estudio de paternidad, fue el colmo. ¿Quieres quedarte con la zorra que te dejó cuando no eras nadie?
Adelante…
(He quedado en shock)
No me importa, después de todo, yo solo era el puente para que llegaras a ser alguien, dado que cuando te conocí eras un miserable muerto de hambre…
Las palabras dolieron como flechas. En ese momento, decidí pedir la prueba. La certeza de la verdad me parecería, al menos, un consuelo medio honesto.
Pero cuando el resultado llegó… la bebé era mía. Y mi mundo estalló. Mi esposa, herida y humillada, me pidió el divorcio. Y luego… la tragedia final: nuestra hija murió, llevándose consigo cualquier posibilidad de reconciliación sencilla.
Ahora, roto por dentro, me propongo algo desesperado: desaparecer y regresar bajo otra piel. Fingir, reinventarme... para reconquistar el único amor que sigue vivo en mí, aquel al que susurré un “Amor mío, perdón” con lágrimas… antes de que todo se convirtiera en cenizas.