Mundo ficciónIniciar sesiónNo creí que mi vida se podría poner peor, cuando acepté ese chantaje, pero ya sabía que todo en él gritaba problemas cuando se cruzó en mi camino. *** La vida de Brenda Hewitt no es del todo sencilla, esconde un secreto porque sólo así podrá cumplir sus sueños. Pero por otro lado está Hansel Grozzi, un chico que no le importa nadie más que él mismo, y jamás se imaginó que su novia y chica perfecta lo podría traicionar con su mejor amigo. Dolido y humillado él decide crear una gran mentira, hacer creer a todos de que está saliendo con Brenda. Sus vidas son muy diferentes y en el proceso ninguno de los dos sabe como puede terminar. Ella es forzada a fingir amor por aquel idiota y para él tan solo es un juego sumado a una venganza ¿o podría ser más? Deben estar preparados para el gran caos que se aproxima, y saber que aunque todo sea un plan de Hansel, él también tiene otros secretos. ¿Te atreves a jugar con él? aun sabiendo que puedes salir perdiendo...
Leer másTarah O'Kelly
—Señorita Tarah, usted ha sido designada para el traslado de los invitados a la isla donde se celebrará la boda de la hija del señor Alexis Kontos —pronunció mi jefa con seriedad.
Aunque todas mis compañeras habían esperado ser designadas, yo no, por eso no pude evitar oponerme.
—Pero ¿Por qué yo? Ya estaba destinada para el vuelo de Berlín —protesté.
Me molestaba tener que lidiar con un montón de gente rica, snob, que se creían un regalo para la humanidad, esa tarea sería demasiado latosa para mí, ya los había tenido demasiado en mi vida y me negaba a seguir soportándolos.
—Usted lo ha dicho, estaba, ahora prepárese que desde mañana a primera hora tendrá que hacer el traslado y deberá quedarse en la isla durante dos días, si no está interesada siempre podemos despedirla —sentenció mi jefa con tono severo, sin darme tiempo a ninguna réplica.
Puse mis ojos en blanco con resignación, lamentablemente no tenía otra opción.
Salí de allí en silencio y comencé a marcar a mi novio, él trabajaba de piloto, aunque ese día de manera extraña tenía una ruta distinta a la que yo estaba asignada.
Habíamos tenido muchos problemas últimamente porque él estaba empeñado en que tuviéramos intimidad, pero yo no me sentía prepararla para hacerlo, le pedí tiempo y eso le molestó.
Aunque teníamos un año saliendo, éramos novios desde hace solo seis meses, pero lo manteníamos en secreto porque no era bien visto dentro de la empresa, las relaciones entre los miembros del personal.
Marqué varias veces sin ningún resultado, así que me resigné a irme al pequeño apartamento tipo estudio que tenía arrendado para dormir y estar lista para el día siguiente.
Apenas sonó el despertador, me levanté y luego de alistarme me dirigí a la aerolínea donde me trasladaron al aeropuerto privado de donde saldrían los más ricos de la ciudad.
Mis ojos se posaron en las personas que se acercaban al mostrador de check-in, todos elegantemente vestidos, con maletas de diseñador y actitudes de la realeza, mirándome por encima del hombro como si fueran superiores a mí, me miraban de manera despectiva y yo hice una mueca de disgusto en mi interior.
Debía chequear las invitaciones en el listado y luego ubicarlos en el avión.
El traslado del primero y el segundo grupo a la isla fue fácil, las personas fueron más amables de lo que pensaba y no tuve ningún contratiempo, sin embargo, con el tercer grupo no tuve la misma suerte.
—Señorita, ¿cree que tenemos todo el tiempo que perder? ¡Apúrese! —dijo una de las invitadas mirándome de manera despectiva.
—Espere un momento, señora, ya la voy a atender, voy en el orden de llegada —pronuncié con amabilidad, pero definitivamente, la mujer no quería darme un respiro.
—¿Usted sabe quién soy yo? —inquirió de manera grosera, haciéndome perder un poco la paciencia.
—No me importa el nombre, ni apellido, ni parentesco para atender a las personas, todos aquí merecen ser tratados con amabilidad y respeto, si usted colabora y me permite hacer mi trabajo podemos avanzar más rápido —espeté con frialdad.
Para mi alivio vino alguien y calmó a la mujer, permitiéndome acelerar el chequeo del último lote de invitados
La arrogancia de muchos de ellos era abrumadora. A pesar de mi mejor esfuerzo por mantener la calma, había momentos como ese, cuando me costaba contener mi frustración. Sin embargo, me obligué a recordar que este era mi trabajo y tenía que hacerlo bien.
Cuando ya había terminado y estaba pasando a los últimos invitados, apareció un hombre como de treinta y cinco o treinta y seis años, alto, muy guapo, de ojos verdes, con rasgos severos, con una barba bien cuidada, parecía labrado por los mismos dioses.
Pasó como si fuera el dueño del lugar, sin detenerse, su actitud me irritó y sin pensarlo lo tomé del brazo, soltándolo de inmediato porque su contacto tuvo el mismo efecto en mí que un corrientazo eléctrico.
—Usted no puede subir a este avión, no está invitado —expresé en tono nervioso, el hombre me miró con desdén.
—¿Acaso cree que yo necesito invitación para subir aquí? —inquirió el hombre con voz gruesa y sin esperar respuesta continuó su camino.
Iba a ir detrás de él para sacarlo, pero en ese momento el primer oficial apareció y me dijo en un susurro.
—Tarah, te aconsejo que lo dejes, no vale la pena que te ensalces en una discusión con él.Respiré profundo y decidí escuchar su consejo.
A medida que el vuelo despegaba, me sentí angustiada, las veces pasadas solo había dejado a los pasajeros y me había regresado a tierra firme, pero ahora, cuando tenía que pasar los próximos días en la isla, me sentí ahogada, iba a estar atrapada en medio de un mundo que no me gustaba.
Mi mente divagó hacia Anthony, deseé que estuviera aquí conmigo. A pesar de las dificultades que enfrentábamos, siempre me hacía sentir bien estar en su compañía
Después de un vuelo lleno de suspiros de impaciencia y demandas excesivas, finalmente aterrizamos en la isla.
Una vez en tierra, coordiné el transporte de los pasajeros a sus respectivos resorts de lujo, cuando despedí a cana uno de ellos, tocó el turno de llevarme a mí al complejo hotelero en el área de los trabajadores, un lugar mucho más sencillo que la de los invitados, pero igualmente atractivo.
El lugar era un paraíso cálido, con playas de arena blanca y palmeras, meciéndose suavemente con la brisa. A pesar de mi desagrado inicial por este trabajo, no podía evitar sentir una pizca de emoción por estar en un lugar tan paradisiaco.
La boda sería al día siguiente, por lo cual yo tendría libre hasta pasado mañana que es cuando debía regresar con los invitados.
Paseé por la isla, pero decidí que la exploraría mejor al día siguiente, mientras se celebrara el matrimonio la recorrería a pie, me bañaría en las cálidas aguas y llamaría a mi novio para intentar arreglar mi relación con él.
Esa noche dormí feliz, a la mañana siguiente me quedé dormida casi hasta el mediodía, me vestí, y me apliqué bastante protector solar para que no se quemara mi piel y de allí salí al restaurante.
Mientras caminaba, saqué mi teléfono y decidí llamar a Anthony. Nuestra relación estaba pasando por momentos difíciles, y sabía que necesitábamos hablar. La llamada fue directa a buzón de voz, lo que me dejó un sabor amargo en la boca. Dejé un mensaje breve, expresando mi deseo de hablar cuando regresara.
Cuando entré al restaurante me di cuenta de que los comensales lucían demasiado costosos, vestidos con el último grito de la moda, y aunque yo ganaba lo suficiente, ahora tenía otras prioridades en mi vida, por eso en ese momento me veía como la pariente pobre de los ricos, me reí ante mis ocurrencias.
Valiéndome la actitud de superioridad de todos, decidí comer un buen almuerzo y pedí una botella de vino champanizado, me tomé varias copas mientras comía y como no estaba acostumbrada a consumir licor me sentí un tanto achispada.
Sin embargo, y pese a que sentía que todo me daba vueltas, no cambié mis planes, estaba decidida a explorar la isla, porque no creo que tuviera otra oportunidad como esa, de estar en un lugar así.
Metí la botella con lo que me quedó de licor en mi bolso, y enseguida vi las miradas de reproche de la gente, pero no me importó, me provocaba sacarles la lengua de manera infantil, pero me obligué a tranquilizarme, no me debía importar lo que pensaran, yo había comprado esa botella, la pagaría y era mía, no tenía por qué dejarla, así que pasándome sus opiniones por donde no me daba la luz del sol los ignoré y pagué mi botella.
De allí comencé a caminar por varios kilómetros, me bañé en la playa, me acosté un rato a la orilla a llevar sol y seguí tomándome la botella, mientras me reía conmigo misma, me sentí mareada, y decidí irme, pero en mi estado perdí la noción de espacio, tiempo y lugar, y así que sin darme cuenta llegué a la parte de la playa donde se estaba llevando a cabo la boda.
Vi justo el momento cuando el padre de la novia, una chica hermosa, con un precioso vestido, se la entregaba al novio, sin embargo, me quedé de piedra, cuando reconocí al novio era nada más y nada menos que mi Anthony, mi novio, el hombre que me había jurado amor eterno.
Quizás debí detenerme, dar la vuelta e irme lo más silenciosa posible, pero yo no era de quienes huían de los problemas, sino de quien lo enfrentaban, caminé hacia el altar y pegué un grito dejando a todos paralizados.
—¡Tony! Dime, ¡¿Qué diablos significa esto?!
II PARTEBrenda.Me sentía algo nerviosa mientras que avanzaba adentro y a medida que iba algunos querían pasarse conmigo pero no me dejaba someter por ellos. Respiraba profundo y rogaba por encontrar a mi amiga, hasta que pude verla parada en una mesa bailando con un tipo que ni sabía quién era. Fui a pasos apresurados y al llegar le grité para que bajara de ahí.—¡Amiga por fin llegas! — se abalanzó junto a mí y casi me hace caer al suelo.—¿Qué estás haciendo aquí Leah?—Me estoy divirtiendo ¿no lo ves? — se coloca mejor para mirarme y me quedo pasmada al verla mejor.Tenía en el ojo izquierdo un moretón que se estaba formando en color morado junto con un pequeño corte en los labios pero que de cerca se notaba muy bien. Simplemente me asusto al verla
"Tentador"Brenda HewittEsto automáticamente se volvió todo tan diferente a lo que yo tenía previsto. Pero bueno, la vida es así que siempre sorprende. Ahora resulta que la persona del cual solo sentía odio y me irritaba la cabeza por sus estúpidas bromas, que me chantajeo para fingir algo, me gusta, me atrae.Y bueno, sin dar muchos rodeos lo admití de una vez y le dije que también me estaba pasando lo mismo, era la oportunidad de hacerle saber que ya no solo estaba fingiendo y el haberlo hecho me hizo desatar el nudo que tenía en mi corazón. Es como un alivio que se asienta en tu interior, una buena sensación.Pero las palabras poco después sobraron porque aquel beso que nos dimos fue mucho más... sincronizados dulce y sincero. Pero el último ni les digo porque fue más i
"Tiene que saberlo"Hansel Grozzi.No pude pegar ningún ojo en toda la noche porque ya se imaginan que es lo que me trae tan feliz que ni en las noches me deja dormir. No dejo de pensar en lo que pasó ayer y cada vez que recuerdo en como la besé, sonrió como un tonto.Bajé a desayunar y busqué a mi padre para decirle que yo ya no lo iba a ayudar, que no seguiría con su plan pero no estaba en ninguna parte. Entonces busqué algo para comer, pero lo único que quería eran los besos de Brenda, y mierda, besaba tan bien que ahora dejaré el café, y me volveré adicto a ellas.—Buenos días hijo — escuché la voz de mi madre y volteé a verla, venía de algún lado.—¿Cómo está mi madre hermosa? — me acerco a ella para darle un abrazo.—Feliz
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