CAPÍTULO 24. ¡Tú siempre estás en modo "tierno"!

Hacer que Sammy comiera durante los próximos días fue una tarea titánica. Darío sabía que no lo hacía a propósito, ni porque fuera majadera; simplemente el estrés no la dejaba pasar nada y si era honesto, él estaba igual. Más que el propio bebé, le preocupaba que no tenían las mejores condiciones para cuidarlo, porque por más que tuviera la esperanza puesta en el dichoso barco de los científicos, no había ni una sola garantía de que realmente iban a llegar.

Por fin, cinco días después, Darío se levantó temprano y se dio cuenta de algo importante.

—¡Viva la revolucióoooooon! —gritó y Sammy levantó su cabecita desgreñada del susto.

—¿Qué, qué…? ¡Qué revolución ni qué nada, Diablo! —gruñó dejando caer de nuevo la cabeza sobre la almohada, pero él se inclinó sobre ella y susurró en su oído.

—Está corriendo la sangre…

Sammy se sentó de golpe y miró la mancha roja sobre la sábana.

—¡Aaaaaaaahhhhhh! —gritó saltando sobre la cama como si tuviera cinco años— ¡No estamos embarazados!

—¡No estam
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