Rogelio la observaba en silencio, esperaban que saliera el doctor de la habitación de Rafael. Julieta no paraba de caminar de un lado a otro. Olivia movía la pierna inquieta mientras Angelica miraba con ganas de sacarle los ojos a Rogelio, era un silencio asfixiante en la sala. Olivia había regresado con la intención de contar todo, pero decidió esperar, ya que el doctor había llegado.
La puerta de la entrada principal se abrió dando paso a Malena, Catalina y sus tres hijos. La situación no podía volverse más incómoda para Olivia y su hermana.
—Recibí tu mensaje, abuela, ¿qué ha dicho el doctor?
—No ha salido de la habitación de Rafael, estamos esperando — contestó, por fin se dignó a tomar asiento junto a Olivia y Angelica.
—Iré a ver.
—Nos ha pedido que nadie entre, Malena — regañó Julieta.
—Deja que el doctor haga su trabajo, mamá — prosiguió Rogelio.
Malena vio a ambos de mal humor y sin decir nada se fue a la cocina.
—Nana, iremos a nuestras habitaciones — comentó Fernanda.
—Sí,