Una hora más tarde Aurora fue llevada a la clínica, donde Camelia la esperaba. Pues en medio de su traslado, esta se comunicó con ella de inmediato. Y le ordeno a los paramédicos que la llevaran a un lugar donde ella estuviera cuidada por personal de confianza.
Apenas Aurora cruzó la puerta, se abalanzó sobre ella, clavándole los dedos en los brazos.
—¿Qué crees que estás haciendo? —le pregunto sacudiéndola con fuerza—. Escúchame bien: no voy a permitir que ensucies la imagen de mi hijo. Más vale que pienses en otra jugada para que Asher no se aleje de ti… o las consecuencias serán catastróficas.
Camelia se apartó con un chasquido de tacones y salió de la habitación, pero apenas cruzó el pasillo se topó con Asher.
¿Cómo está? —preguntó él, devorado por los nervios—. Te juro que fue un accidente… ella perdió el control y…
—Tranquilo, cariño —lo interrumpió, acariciándole el rostro con ternura—. Naciste de mí; sé exactamente qué clase de hombre eres. Ella está bien. La ginecóloga la est