Camila
La madre de Julián me contemplaba con una de sus cejas perfiladas alzada, como si yo fuera una mancha de caca de perro en sus brillantes Manolo Blahnik.
—¿Disculpe?
—¿Acaso no eres la secretaria que se convirtió en la novia de Julián?
—Sí, pero no soy una …
—Mira, niña, no sé qué pretendas, pero desde ya te digo que no entrarás en nuestra familia, mucho menos obtendrás dinero.
Esa señora hablaba y algo dentro de mí se agitaba, violento. Fruncí el ceño y apreté los dientes antes de hablar.
—Lo último que quiero es entrar en su familia o su dinero, señora. Julián y yo solo… —Estaba tan furiosa que casi le dije que solo fingíamos, pero me detuve a tiempo. Cerré los ojos, respiré profundo dos veces y me tranquilicé—. Solo nos corresponde a nosotros decidir qué haremos.
—¡Ja! ¡Tan atrevida! —Ella soltó una risita y volvió a mirarme de arriba abajo—. No le llegas ni a la suela de los zapatos a Verónica.
«¿Quién carajos es Verónica?».
La mujer se quedó mirando mis zapatos y enarcó am