Camila
El estacionamiento era espacioso, a pesar de que el edificio era pequeño y seguramente con pocos departamentos por piso. Todos los autos que allí había eran lujosos.Nunca en mi vida había vivido con ningún hombre que no fueran mi papá o Emilio. Es más, él había sido mi único novio y aunque estaba consciente de que Julián y yo no teníamos nada, no dejaba de sentirse extraño ir a vivir con él.—Será igual a tener un compañero de habitación. —Me dije a mí misma mientras sacaba la bolsa de viaje—. Ojalá supiera cómo se siente eso.Los nervios me mataban. Tuve que repetirme «es solo un trabajo» varias veces para tranquilizarme.—Espero que no sea un loco maniático del orden —dije para mí cerrando la portezuela—. Aunque seguro es de los que tienen su propia forma de apretar el tubo del dentífrico. O de los que ordenan por colores la ropa de su armario. Una vez vi en un programa que eso era un rasgo de los psicópatas.—Pensé que