Capítulo 78. ¡Se suponía que no debía enamorarme!
Más tarde:
Sebastián decidió no ir a la mansión, sino que prefirió quedarse en su penthouse. Sentía que lo mejor era estar solo en ese momento. A pesar de la oferta de Austin para hacerle compañía, la declinó cortésmente y se encerró en una habitación que especialmente iba a ser preparada para el bebé.
Había tenido mucha ilusión en mostrarle a Lizbeth aquel espacio, había imaginado su cara de sorpresa y los gestos de felicidad que haría al ver, dicha habitación decorada, pero ahora no era posible.
Observando que Sebastián eligió estar allí, Austin movió la cabeza de un lado a otro con gesto comprensivo. Se detuvo momentáneamente en el umbral de la puerta, captando el inusual silencio que reinaba. Esperaba ver a Sebastián desquitándose en un arrebato de ira, pero esta versión de él parecía más bien un zombi; alguien que carecía de la energía para discutir o liberar su alma.
—Señor, si en algún momento necesita hablar con alguien, estaré en el salón — propuso Austin en un tono sutil, pe