Capítulo 72. Seamos marido y mujer, sin etiquetas.
"Lunático, tu turno ha llegado", leyó Sebastián en voz alta, las letras escritas con crayola roja en su auto blanco. Miró a su alrededor en el estacionamiento e incluso paseó un poco por el jardín buscando al responsable, ansioso por atraparlo. Estaba convencido de que esta persona era la que había dañado a su madre, pero no vio a nadie.
—Investiga con los guardias cuántos visitantes han entrado a la mansión hoy – le pidió a su conductor con irritación.
—Ya lo hice — dijo Austin, mostrándole el teléfono.
—Y, ¿qué dijeron? – le preguntó Sebastián, instándolo a hablar rápidamente.
—Tres abogados de la anciana, dos hermanos y un sobrino de la señora Viviana, el doctor de la señora Barrett, una amiga de Ana acompañada de un novio y un mensajero que trajo un paquete al señor Samuel — le informó Austin.
Sebastián reflexionó; eran muchas personas y no sabía a quién señalar. El único exento de sospechas era el médico de su madre, pero incluso su familia le resultaba sospechosa.
—Cambia de au