Capítulo 107. ¡No me decepciones!
Dejando su curiosidad en un segundo plano, Lizbeth bajó junto a la anciana, quien esperaba en su estudio. La cual estaba sentada en su silla de ruedas, mirando por la ventana con una expresión triste y distante, con ojos perdidos en el horizonte.
Lizbeth extendió la carpeta hacia ella con manos temblorosas.
—Entiendo que estabas enojada conmigo por haber entrado a tu familia cuando no tenía tu permiso y, aun teniendo tu desaprobación, respeté tu manera de ser. Pero, ¿cuál fue tu motivo para investigar a mi padre? — inquirió Lizbeth, agitando la carpeta con un gesto molesto.
La anciana abrió los ojos como esferas, sorprendida, y un destello de miedo cruzó su rostro arrugado.
—¿Lo leíste? — le preguntó inmediatamente, con la voz convertida en un susurro.
—No lo hice.
La anciana suspiró aliviada y extendió la única mano que podía mover, pidiéndole con un gesto mudo que se lo entregara. Lizbeth observó la mano arrugada y temblorosa, sintiendo una mezcla de compasión y repulsión.
—No me