Lilly
Si alguien debía ganar el premio a la persona más cobarde del mundo era yo. Las palabras de Amelia, aunque cálidas y sin afán de minimizar mi dolor, me torturaron hasta que no pude más. Era cierto: por mi duelo estaba dejando de lado a Byron, el hombre que amaba y amaría siempre.
La muerte de Enid era algo que jamás en mi vida iba a poder superar. Ella había sido mi apoyo en los años más difíciles de mi vida, había cuidado de mí y de mi hijo y siempre estaba cuando la necesitaba. Cuando ella me necesitó, estuve a su lado todo el tiempo, pero fue inevitable sentir que siempre me había hecho falta hacer algo más para salvarla, que no di lo suficiente.
Pero ahora comprendía que, a pesar de ese dolor y culpa, tenía que seguir adelante y que era el momento de luchar por las personas que más amaba en el mundo: mi hijo y Byron.
Este último estaba mirándome anonadado y tratando de ocultar su erección. Él siempre me decía que si me presentaba así o sin ropa, corría peligro de ser devorad