Había muchas personas presenciándolo todo, pero nadie levantó un dedo para evitarlo. Para ellos, Daisy era una intrusa en la familia De Jesús, un elemento incómodo. Pese a contar con aquella supuesta “última voluntad” de Javier, seguía sin tener el linaje suficiente para ostentar el mando. A fin de cuentas, se decían, ¿cómo una simple cuidadora, por mucho que tuviera el respaldo de los Ortega, iba a imponerse en el corazón de la familia De Jesús?
Así que prefirieron quedarse al margen, deseando en secreto que Jacob y Daisy se atacaran mutuamente. Ojalá terminaran destruyéndose el uno al otro. Con eso, Tomás y sus descendientes quedarían sin lugar alguno, y al fin ellos podrían librarse de la sombra que los había limitado durante años. Habían olvidado que el Grupo De Jesús fue fundado por Tomás, y también habían olvidado lo mucho que él les había dado; sólo recordaban la tiranía con la que, según ellos, Tomás los trataba.
Mientras Jacob se acercaba cada vez más, los presentes contenían