(Narración en tercera persona)
El aire en la academia, qué momentos antes vibraba con la tensión de una declaración interrumpida, se congeló por completo con la llegada de Ethan. Su presencia era una herida abierta en la tranquilidad del lugar, un recordatorio de un pasado que Karla luchaba por superar.
—No es una payasada, Ethan —Replicó Karla, su voz temblorosa, pero firme, retirando su muñeca de su agarre con un movimiento brusco. —Y no me hables en ese tono. No te debo obediencia.
Ethan no se inmutó. Un esguince de irritación cruzó su rostro, pero lo controló al instante, reemplazándolo con una fría racionalidad que sabía era su mejor arma contra ella.
—Hoy es el cumpleaños del abuelo. —Declaró, su tono era ahora plano, factual, como si estuviera citando una obligación empresarial. —Sabes lo mucho que significa para él. Siempre te ha tratado como a una nieta. ¿Vas a defraudarlo? ¿Vas a faltarle el respeto en su día especial porque estás aquí… entreteniéndote? Después de todo, para