La reunión en el estudio de música de la Fundación Aurora tuvo la solemnidad de un consejo de guerra. Bajo la luz tenue que iluminaba la partitura abierta de una sonata para violín de Beethoven, Lion y Olivia escucharon, con rostros cada vez más pálidos, el relato de Clara. La llave de plata centelleaba sobre el atril de piano, un objeto anacrónico y ominoso.
—Una sociedad secreta—murmuró Lion, pasándose una mano por el rostro—. O un coleccionista de misterios históricos. Esto… esto se remonta a antes de nosotros. Antes de Finch, incluso.
—El símbolo del faro de Eddystone en nuestro logo original fue idea de Arthur—dijo Olivia, su voz un hilo de sonido—. Mi tío abuelo. Era un historiador marítimo aficionado. Siempre dijo que el faro era un símbolo de la persistencia humana contra la oscuridad. Nunca mencionó… llaves o canteras secretas.
—Quizás no lo sabía—especuló Samuel, que había proyectado el plano del tubo de latón en una pantalla—. O quizás era parte de algo que nunca reveló. Es