Mientras Samuel trabajaba, Gabriel revisaba los protocolos de seguridad física. Pero en lugar de aumentar las restricciones, hizo algo inesperado: relajó ligeramente la presencia visible de seguridad en las áreas comunes. Mantenía los controles esenciales, pero ordenó que los guardias vestían de civil cuando era posible, que se integraran más con la comunidad de la Fundación.
—Si quiere que nos encerremos, no lo haremos— le explicó a Lion. —Si quiere que desconfiemos de todos, fomentaremos más confianza. Pero detrás de escena, estaremos observando. Samuel está implementando un nuevo sistema de reconocimiento facial que no depende de cámaras obvias, sino de sensores en los marcos de las puertas y espejos inteligentes.
—¿Es legal?— preguntó Lion.
—En nuestras instalaciones privadas, con consentimiento informado en los contratos de todos los residentes y visitantes, sí— respondió Samuel sin levantar la vista de sus pantallas. —He redactado un addendum que se distribuirá mañana. La privac