Con esa partida, ese final inesperado que había dejado una marca profunda en toda la familia, la despedida trajo consigo un sinfín de historias, historias que no tardaron en recorrer la ciudad, siendo pronunciadas en los medios por la prensa amarillista que se encargó especialmente en modificar la realidad a su conveniencia para llamar la atención, tanto positiva, como negativa de personas que antes ni imaginarían que tuvieran que viajar a Londres para hacerle una visita a los Winchester.
Sin embargo, estos invitados no eran comunes, no se anunciarían públicamente, ni dejarían el aeropuerto en una limusina lujosa. Estos visitantes eran más bien unos especialistas en destruir desde vidas hasta sociedades enteras con tal de conseguir lo que querían. No les importaba el costo o las vidas que se pudieran cargar en el proceso.
Un par de semanas luego del funeral y sepultura, tras un arduo día de trabajo y escuela. Los Winchester tomaron su cena, se pusieron al día entre sí y finalmente cada