El cielo sobre Londres estaba plomizo, prometiendo más lluvia de lo habitual. Ethan Reed encendió el motor de su Corvette, pero sus manos permanecieron aferradas al volante, sin moverse. La conversación que había tenido con Karla en el metro aún resonaba en sus oídos, como si su cabeza aprovechara la situación para recordarle el peor error de su vida, haciendo que cada palabra memorizada fuera como una aguja en el globo inflado de su ego. "¿Cuál es tu verdadera intención, Ethan?" No tenía una respuesta que no sonara patética.
Pero había algo más urgente que su orgullo herido. La Araña le había entregado un dosier que era una bomba de tiempo. Camila ya no era solo una obsesión peligrosa; era una criminal conectada con lo peor de Europa del Este. Y Olivia estaba en su punto de mira.
Tomó su teléfono encriptado. El número que iba a marcar era uno que no usaba desde hacía más de dos meses que parecieron años. El número privado de Lion. Respiró hondo y pulsó la tecla de llamada.
En la mans