Mundo ficciónIniciar sesiónMamá me observa en silencio, intentando descifrar lo que mis palabras no dicen. Sé lo que está pensando; puedo verlo en la forma en que frunce los labios, pero no tiene que decírmelo porque ya lo sé: Andy no es el hombre que ella quiere para mí. Tal vez, en el fondo, ni siquiera es el hombre que yo quiero para mí misma.
—Te he dicho que tienes que analizar tu relación con ese muchacho —dice al fin, con calma—. No es lógico que seas tú la que siempre tenga que ceder y hacerle sus trabajos. —Mamá, por favor, no quiero discutir esto ahora —respondo y me dejo caer sobre la cama, agotada. No solo físicamente, también emocionalmente. —Está bien, está bien, no digo más. Si no quieres escuchar los consejos de los que te amamos, no nos culpes después —insiste, pero se detiene al ver mi expres






