Mundo ficciónIniciar sesiónEl tiempo parece detenerse mientras mi mirada permanece perdida en su boca. Una tensión pesada se asienta entre nosotros, como si el aire se hubiera vuelto tangible, compacto e imposible de ignorar. Me inclino apenas por reflejo, pero mis manos, aún temblorosas, me devuelven a la realidad y trato de apartarme, como un mecanismo de defensa inútil. Alessandro no lo permite. Sus dedos firmes se deslizan desde mis manos hasta mi barbilla, inmovilizando mi rostro con una delicadeza inquietante y peligrosa. Me atrae hacia él y me abraza con fuerza al tiempo que me dice, casi en un susurro:
—Todo va a estar bien, Liliam. Disculpa por no haberte dado tiempo para prepararte y, sobre todo, por obligarte a ser mi esposa. No debí hacerlo —dice, su tono más suave de lo normal, pero igualmente autoritario—. Creí que eras más fuerte. Desconocía por lo que habías pasado. Te protegeré, Lili; te proteg






