Mundo ficciónIniciar sesiónLILIAN:
Me encojo sobre mí misma al sentir la severidad en sus palabras. Sé que tiene razón en todo lo que me dice, por eso bajo la mirada ante él y, como una niña pequeña que ha sido regañada, respondo:
—Está en la casa —pero luego le ruego—: Alessandro, no te molestes otra vez conmigo, por favor. Siempre era mi hermana Luci la que se encargaba de recargar mis aparatos; a mí se me olvida. Y ayer bebimos, y luego hoy en la mañana, con lo que pasó... —¿Qué pasó, Lili? ¿Te amenazaron aparte del ramo de flores? ¿Tuviste algún problema en el hospital también? ¿Quién fue? ¿Quién te mandó esas flores? ¿Ya averiguaron? —pregunta seguido, como si no hubiera pasado nada entre los dos ayer. A lo mejor no pasó nada, y yo me lo estoy imaginando. &mdas






