La mampara del coche permaneció levantada, y el Hummer continuó avanzando a toda velocidad por la carretera.
Mientras tanto, en el asiento trasero, Olivia y Max se encontraban en una posición extremadamente incómoda.
El rostro de Olivia estaba completamente sonrojado, y deseaba desaparecer de la vergüenza. Se aferró al asiento con la intención de levantarse. Sin embargo, al inclinarse, sintió un dolor agudo en la cabeza y volvió a caer.
—¡¿Qué estás haciendo?! —La respiración de Max se volvió más pesada, y su voz adquirió un tono ronco.
¡Maldita sea! Sabía perfectamente que Olivia no estaba intentando seducirlo, pero la cercanía era demasiado.
—N-no te muevas. Mi cabello se enganchó en tu cremallera —tartamudeó Olivia, el rubor en su rostro extendiéndose hasta sus oídos. Sus ojos, entreabiertos, reflejaban una mezcla de incredulidad y mortificación.
Era increíblemente desafortunado. Su cabello, de todos los lugares posibles, había quedado atrapado en la cremallera de Max.
Aunque ya es