Había deseo y anhelo en sus ojos. Parecía una bestia que acababa de ver a su presa y estaba a punto de cazarla.
Los labios de Olivia se abrieron con miedo.
Antes de que pudiera decir una palabra, Max ya la había forzado para besarla.
El beso fue tan exigente y agresivo como si estuviera pidiendo más.
Las piernas de Olivia comenzaron a sentirse débiles. Se tambaleó hacia atrás, hacia la ducha.
Cuando la espalda de Olivia golpeó la llave del agua, trató de alejarse de ella, pero solo terminó abriendo el agua.
El agua comenzó a caer sobre ellos.
—Espera, me estoy mojando—.
Olivia quería irse, pero Max no le hizo caso. Todo lo que podía pensar era en besarla.
Max ya estaba semidesnudo, por lo que no le importó volver a mojarse.
El vestido de Olivia estaba completamente empapado y se volvió casi transparente. Max se excitó cuando vio esto.
Transcurrió una hora en la ducha mientras Max cedía a sus deseos y la tomaba una y otra vez.
Cuando finalmente volvieron a salir, ya era medianoche.
Oli