Sabiendo que era su hijo, contestó el teléfono sin pensarlo dos veces.
—Hola cariño, voy a pasar la noche en casa de un amigo porque estoy atrapada bajo la lluvia. Volveré mañana por la mañana. Recuerda verificar si las ventanas están cerradas. No patees las sábanas cuando duermas, ¿de acuerdo? Dame un beso.
Justo cuando estaba esperando que Noa le diera un beso de buenas noches, escuchó al hombre a su lado aclararse la garganta. Sin saber cómo explicar la situación, optó por permanecer en silencio.
Al mismo tiempo, Noa, que estaba al otro lado de la línea, se sobresaltó por el sonido.
Después de unos segundos, la realización lo golpeó. Preguntó emocionado: —¿Te vas a quedar en la casa de un hombre, mami? ¿Nos has encontrado un padrastro? ¿Cómo es el? ¿Es él guapo? ¿Es rico? ¿Te trata bien?
Olivia se quedó sin palabras. Cuando se dio la vuelta, se encontró con la mirada intensa de Max y bajó la mirada con culpa.
—No digas tonterías, eso no es lo que pasó, lo explicaré una vez que regr