Capítulo — Verdades entre sombras
La noche cayó sobre el hotel Montaldo con la misma calma tensa de una tormenta que todavía no estalla.
Las luces del lobby se reflejaban en el mármol, pero el brillo ya no era el mismo.
Victoria y Samuel caminaban por el pasillo central en silencio, de la mano, como si el simple contacto bastara para borrar el peso del día.
Todos los miraban, algunos reían otros murmuraban pero todos se veían felices por la pareja que se había vuelto a reunir.
El viento de la tormenta empujaba las ventanas, y el ruido del agua golpeando los cristales les recordaba que, afuera, todo era incertidumbre.
Adentro, sin embargo, algo había cambiado: ya no estaban solos.
—¿Qué vas a hacer ahora? —preguntó ella, mientras subía el ascensor hacia la oficina.
Samuel la miró con esa serenidad que siempre la desarmaba.
—Jugar su juego —respondió sin titubear—. Si ellos atacan, entonces mostramos las pruebas.
Hasta entonces, silencio. Que se confíen.
Ella asintió, entendie