Capítulo 12 — El ascensor
El reloj del lobby marcaba las seis de la tarde cuando Victoria salió de su oficina. Samuel la estaba esperando, puntual, con un informe bajo el brazo. Había estado toda la jornada resolviendo reservas, atendiendo proveedores y soportando las miradas curiosas de medio personal que ya comentaba por lo bajo lo que había pasado en la mañana.
Ella caminó con la misma firmeza de siempre, pero al pasar junto a él, lo llamó con un gesto breve.
—Acompáñeme.
Samuel se puso a su lado. El silencio entre ambos pesaba hasta que, llegando a los ascensores, fue Victoria la que habló:
—Hoy consiguió que muchos hablen de usted y de mí.
Samuel giró la cabeza hacia ella, sorprendido por el tono. —No fue mi intención. Lo único que quiero es dejar claro que puedo hacer bien mi trabajo. Ser un buen gerente. Demostrar que estoy a la altura.
Victoria presionó el botón del ascensor sin mirarlo. —Muy bien. Pues además de ser gerente, tiene un contrato que cumplir. Y ese contrato dice