Tome mis cosas y escape, corrí lejos de mi obligación, me aleje de mi familia porque no quería seguir sus ordenes de casarme con un hombre desconocido. No quería aceptar que dentro de nada mi vida dependería de uno de los socios de mi padre, me estaba vendiendo al mejor postor y aunque huyera, esa sería mi verdad. Casada y atada a un contrato por conveniencia. Corrí de mi destino y al final, me enamoré de él.
Leer másArmandoEl sol apenas se filtraba por los ventanales sucios del gimnasio clandestino que había servido durante décadas como campo de entrenamiento para los líderes de la Mafia de la Bestia. El aire olía a sudor viejo, cuero gastado y a esa tensión eléctrica que llama a la violencia.Me encontraba en el centro del ring improvisado. Mi torso desnudo brillaba de sudor y mis nudillos vendados ya estaban teñidos de rojo. Respiraba con fuerza, mis músculos ardían. Hacía cinco semanas que había comenzado mi entrenamiento y cada día sentía que moría un poco más... pero también que nacía algo dentro de mi.—¡Otra vez! —gritó Salvatore, mi instructor, un veterano de los tiempos más sangrientos de la organización por lo que sé,aunque mi hermana me ha especificado que él es su hombre de confianza. —No te paras así frente a un líder enemigo. ¡Te va a volar los dientes, niñato!Me reincorporo tambaleante del suelo debido al empujón y vuelvo a mi posic
OliviaUn mes. Un mes entero desde que Ezio llegó a nuestras vidas, inundando cada rincón de la casa con su presencia. He sido testigo de cada pequeño avance, cada balbuceo, cada mirada curiosa que me derrite el corazón. Es increíble cómo un ser tan pequeño puede despertar un amor tan inmenso.Estoy completamente enamorada de la maternidad. Cada noche, cuando lo acuno en mis brazos y siento su respiración suave contra mi pecho, una paz profunda me invade.Pero, siendo honesta conmigo misma, también hay una parte de mí que anhela algo más.Extraño la adrenalina de tomar decisiones importantes, la camaradería en la mesa de conferencias, la sensación de tener el control. Extraño ser Olivia, la dama y líder de la mafia italiana. Sé que Enzo necesita mi apoyo, mi visión estratégica. Él es un líder nato, pero juntos somos una fuerza imparable.A veces, cuando él regresa de una larga reunión, veo el cansancio en sus ojos, la preocupación que intenta ocultar. Sé que le hago falta. No solo com
OliviaDurante todo este mes, mi vida se convirtió en un torbellino de responsabilidades y emociones. Cada mañana, me despertaba antes de que el sol asomara en el horizonte, impulsada por una mezcla de determinación y miedo.Mi hermano, Armando, estaba a punto de asumir un papel que definiría el resto de su vida, y yo sabía que necesitaba todo el apoyo que pudiera brindarle.La primera semana fue la más difícil. Armando y yo pasábamos horas en el despacho, una habitación que solía tener un aire amenazante con sus paredes oscuras y muebles de cuero que ahora empezaba a sentir nuestra presencia.Le ayudaba a estudiar los documentos, contratos y alianzas que Enzo había dejado a nuestro cargo. Me aseguraba de que entendiera el complicado entramado de lealtades y traiciones que era la mafia roja. Cada detalle era vital; no podía permitirse un solo error.Simultáneamente, comenzaba a adaptarme a ser madre de un recién nacido. Mi pequeño, Ezio,
EnzoEl clima cálido de roma se instalaba en el aire, pesado y sofocante, pero en mi mundo solo había espacio para la decisión. Olivia y nuestro pequeño no podían seguir en esta ciudad llena de tantos traidores asechándonos. La situación se tornaba cada vez más peligrosa, y yo no iba a permitir que se convirtieran en víctimas de las intrigas que habían a nuestras espaldas. A través de las calles empedradas, los murmullos del pueblo donde estábamos parecían un eco distante, incapaces de penetrar mi mente centrada en un objetivo: obtener la seguridad de mi familia. Con cada paso que daba más cerca de lo que quería, sentía la adrenalina fluir en mis venas. Sabía que sacar a Olivia y al bebé de Roma no sería fácil; había riesgos, pero estaba dispuesto a enfrentarlos con tal de darles tranquilidad.Luego de largas horas de planear con mi gente la salida de mi mujer y mi hijo de roma, por fin las sombras de la fortaleza nos recibieron con calidez, era como si sintiera que sus dueños despué
OliviaMe desperté de golpe al escuchar el llanto de mi hijo, y cuando me fije en él, me di cuenta que Enzo lo tenia en sus brazos mientras lo mecía para calmar su llanto.Enzo se encontraba aun en bóxer y me daba la espalda mientras le hablaba a nuestro hijo en la voz más baja y dulce que le había escuchado ahora.—Mami necesita descansar, deja los berrinches.Bueno, eso no fue tan dulce, pero me sacó una sonrisa burlona.Es la primera vez que lo veo teniendo más paciencia de lo normal, y eso me hace sentir orgullosa de él.Me levanté de la cama sin hacer ruido y fui directamente a donde se encontraban, Enzo lo tenia cargado con un solo brazo y con la otra mano le daba caricias en su pequeño rostro. Fue inevitable que mis ojos se cristalizaran al verlo así tan unido a nuestro bebé, y más porque Ezio se quedó tranquilo al sentir el calor de su padre.—Mis hombres, —le dije en un susurro a su lado.Enzo se exaltó por un momento y volteo a mirarme con una sonrisa en su rostro.—Deberías
Olivia Hogar dulce hogar. No es la fortaleza, pero es fuera de la clínica y con eso estaba bien. A lo que entré a la mansión fui recibida por todo el personal de la casa, super alegres por nuestra llegada. Había un cartel de bienvenida y muchos detalles en colores azules, estaba totalmente feliz por recibimiento pero Enzo nos llevó a nuestra habitación indicando que debía descansar y es la verdad, en la clínica se me hizo imposible descansar y más porque Ezio tenía un horario complicado. Le diría adiós a dormir como morsa, mi hijo me necesita y debo acostumbrarme a sus horarios y yo ir arreglandolos. Cuando llegamos, él tomó al bebé en brazos y lo llevó a la cunita que había instalado justo en mi lado de la cama, quedaba bajita y sabía que no tenía que hacer esfuerzos para tomar a mi bebé. Mi cuerpo sigue débil, y el moverme demasiado me agota de sobremanera, y sumando a los puntos internos que tengo en mi vagina luego del parto, imagínense. —¿Quieres cambiarte de ropa?
Último capítulo