Enzo
La noche era fría y oscura mientras me movía por los callejones junto a Olivia y mis hombres más leales. El aire estaba cargado de tensión mientras nos acercábamos al escondite de Dimitri. Cada paso nos llevaba más cerca de saldar cuentas con el traidor.
Cuando llegamos al lugar, todo se desencadenó rápidamente.
De repente, una voz familiar rompió el silencio.
—¡Enzo! ¡Sabía que vendrías!— gritó Dimitri desde algún lugar adelante. —¡Eres tan predecible!
—Tú y tu maldita perra lo son, ¿O no, Olivia?
Me detuve, haciendo una señal a mis hombres para que se mantuvieran alertas. —Dimitri, tu traición termina hoy. Sal y enfréntame como un hombre.
Una risa amarga llenó el aire. —¿Como un hombre? ¿Acaso vienes solo, Enzo?
Olivia se adelantó, su voz fría y cortante. —Está conmigo, Dimitri. Su perra, como me llamaste y sabes muy bien que eso es más que suficiente.
El caos estalló de repente. Los hombres de Dimitri surgieron de las sombras, pero estábamos preparados. El espacio se llenó de