Capítulo 56. Es mejor que no lo diga

Verónica subió al auto de Mauricio sin hablar.

La lluvia recién comenzaba, una llovizna fina que difuminaba las luces de la calle y hacía que todo pareciera un reflejo borroso de sí mismo.

Mauricio, al verla cerrar la puerta, le lanzó una mirada fugaz, entre cómplice y provocadora.

—Tranquila, abogada de corazón. No vamos a un secuestro, solo a un club.

Ella no sonrió.

—Me puse un vestido completamente indecente, mi madre no podía verlo.

Él sonrió complacido e iba a decirlo, pero ella le hizo señas de que guardara silencio.

Verónica estaba demasiado consciente de lo que estaba a punto de hacer.

Sacó su celular del bolso y respiró hondo antes de marcar.

— ¿Andrés? —su voz sonó suave, casi culpable.

— ¿Ya vienes? —respondió él enseguida, con un tono cansado pero esperanzado.

—Cariño, lo siento… surgió algo urgente.

— ¿Urgente? ¿Está todo bien? ¿Daniel, tus padres?

—Todos estamos bien, solo que Marian me necesita.

— ¿Está enferma?

—No, per
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