Capítulo 32. El precio del amor clandestino

Tras bastidores, Milagros y Marian se encargaban de los pormenores. Los utensilios —la plataforma del pastel, las bandejas, los moldes— debían ser anotados para recogerlos al día siguiente, al igual que el carrito, que tenían que devolver al equipo de organización. Todo eso de lo que nadie sabe.

—Ay, manita, déjame ir al baño antes de irnos, me estoy haciendo pipí —rogó Milagros, juntando las piernas y dando pequeños brincos.

Marian rio y le hizo una seña con la mano.

—Ve, yo voy viendo si nos dejaron espacio para salir. Me dijeron que estaba llegando una banda y quizás nos trancó la salida.

Tal como sospechó, el minibús que traía a los músicos le bloqueaba el paso. Marian caminó hacia la entrada de personal y, por un instante, alcanzó a ver parte de la fiesta.

Prensó los labios y buscó a Harry con la mirada.

Sabía que estaría allí, pero con su esposa.

Entonces pasó junto a ella un camarero.

—Hey, disculpa, ¿tienes idea de dónde está el chofer de la banda? Me obstacul
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP