Liberalo.
El pecho de Kaan se aceleró descontroladamente, y fue imposible no acogerla entre sus fuertes brazos que tanto anhelaban ese contacto.
En ese momento crucial, olvidó por completo las terribles amenazas y los interminables días en que esos despiadados hombres lo habían golpeado brutalmente y amenazado con consecuencias devastadoras si lo volvían a ver cerca de Emilia.
La pregunta que atormentaba su mente era: ¿Cómo podría simplemente ignorarla, hacer de cuenta que no la había visto y que su presencia era inexistente, cuando ella lo estaba abrazando tan fuertemente con todo su ser? Especialmente considerando que la había extrañado con una intensidad indescriptible durante todo este tiempo y no había hecho otra cosa que planear la forma de rescatarla de ese lugar que la mantenía cautiva.
—Kaan —musitó Emilia aferrada a él, como si su vida dependiera de ese abrazo.
Las lágrimas abundantes e incontenibles rodaban sin cesar por sus mejillas sonrosadas mojando la camisa de Kaan; con todas su