Capítulo 795
Dulcinea no quería hablar más con él.

Dulcinea presionó el botón para llamar a la enfermera y ponerle el suero a Leonardo.

Justo en ese momento, Catalina llegó con un desayuno abundante. Consciente de la tensión entre Dulcinea y Luis, Catalina fue la primera en hablar:—El desayuno corre por mi cuenta. No quiero que Leonardo pase hambre...

Dulcinea, más madura y menos impulsiva, aceptó.

Catalina, que tenía dos hijos propios, sabía cómo ganarse la simpatía de los niños. Mientras abría los envases del desayuno, hizo reír a Leonardo, quien pronto se dirigió a ella con cariño:

—Señora, guapa.

—¿Quieres que te dé de comer? —preguntó Catalina con una sonrisa—. Papá y mamá necesitan hablar un ratito.

Leonardo, siempre obediente y encantado con Catalina, aceptó que ella le diera de comer.

Luis y Dulcinea se dirigieron al final del pasillo para hablar en privado. Una vez allí, Dulcinea habló primero, con voz suave pero firme:

—Leonardo sale del hospital mañana. No vuelvas. Antes no te preocupaba
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