Con una voz más suave, preguntó:
—¿Es para mí?
Antes de que Dulcinea pudiera responder, él añadió:
—No hace falta que te molestes. Comprar ropa hecha es mucho más fácil.
Dulcinea se sentó.
Su rostro estaba pálido. Tomó la lana de sus manos y acarició los hilos suaves con sus delicados dedos, con un aire de melancolía.
Finalmente, susurró:
—Es para Leonardo.
El rostro de Luis se tensó. Después de un largo momento, su expresión se suavizó un poco y esbozó una sonrisa forzada:
—Claro, ¿para quién más sería?
No podían mantener una conversación.
Él se levantó y dijo fríamente:
—Voy a ducharme.
…
Luis no encontraba consuelo en Dulcinea, y nunca tuvo intención de mantenerse fiel. Así, empezó a estar con Sylvia en secreto.
Esta relación duró unos dos o tres meses.
Al principio, sólo permitía que Sylvia lo atendiera, pero con el tiempo, las cosas fueron más allá.
Durante un viaje de negocios a Canadá, estuvieron juntos en un hotel durante tres días, haciendo cosas que no deberían haber hecho.
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