Gael
Me encuentro en un extraño trance donde el presente se mezcla con el pasado y los recuerdos de mi niñez afloran.
Ahora sé quién soy y quién tiene el arcillo dorado. Es irónico que siempre estuvo frente a mis narices, asimismo, que en mi subconsciente se guardaba esa verdad que mi corazón tanto temía en develar.
Necesitaba aferrarme a una familia y sentir que pertenecía a algún lugar, pero también anhelaba estar cerca de mi mate. Supongo que eso ayudó a que el alfa Mateus tuviera control sobre mi mente.
—Ya la cama del apareamiento está lista. —Escucho a una de esas brujas avisarle a su líder, la mujer que asesinó a mis padres.
—Bien, vamos a preparar todos los ingredientes para el ritual. Tenemos que empezar antes de que salga la luna roja.
—Sí, señora.
Percibo que ambas mujeres salen de dónde sea que estoy, y que me quedo solo. Me encantaría poder moverme y buscar la manera de escapar, pero el veneno en mi sangre me tiene aprisionado a la voluntad de esa bruja. Esto no puede te