Capítulo 23

Escondo mi olor y camino a hurtadillas en dirección a la habitación de Gael. El hecho de que no podamos tener sexo no significa que no durmamos juntos. Con el corazón latiéndome muy rápido doy toquecitos leves en la puerta, hasta que un soñoliento Gael me abre.

De inmediato, los nervios me atacan y la garganta se me reseca. Todavía se me hace irreal que él sea mi pareja y que haya reconocido que somos mates.

—¿No puedes dormir? —inquiere él con tono divertido mientras se amarra el cabello desarreglado en una coleta baja.

Me quedo alelada mirando los músculos que se dibujan en su camiseta sin manga, que se pega a su cuerpo como segunda piel. Gael es tan hermoso que hasta en ropa de dormir luce sexi.

Entro con pasos tímidos, puesto que hace mucho tiempo perdimos la costumbre de dormir juntos, entonces Gael asegura la puerta y se me coloca al frente.

—¿Te desperté, amor? —le acaricio la mejilla mientras le busco la mirada que me deleita.

Él frota su rostro en mi mano y de repente me toma
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