El alfa Noah organizaba con atención la expedición para ir por las piedras sagradas. Mientras revisaba mapas, su mirada se deslizaba hacia donde Leah conversaba con una loba joven.
El desastre y el terror de la reciente batalla quedaban opacados por la ceremonia de unión de Arnold y Leila.
Noah la miró por el rabillo del ojo.
La vidente solía morderse el labio inferior siempre que los nervios la sobrepasaban.
Otras veces, la tristeza se asomaba sin permiso en sus ojos, por más que forzara una sonrisa.
Noah no fue ajeno a la tensión en los hombros de Leah cuando se mencionó su participación en la ceremonia.
Aspiró y se concentró en el mapa.
El objetivo era claro: fortalecer el escudo protector de la manada. Sin embargo, antes de partir, se llevaría a cabo la unión de Arnold y Leila.
Cassian no aceptó que la vidente se negara a participar en la ceremonia. Alegó que ella era una sacerdotisa y su deber era ofrecer esperanza a la manada mediante su conexión con lo divino.
—No —Leah n