—¡Amigos, ya llegué! ¡Y les traigo una nueva integrante, denle un aplauso!
Ismael, siempre tan bromista, apenas Yulia entró al salón, los aplausos comenzaron al instante, y hasta se oyeron algunos voladores.
Pero cuando todos vieron a Yulia, los aplausos empezaron a apagarse poco a poco. Se miraban entre ellos, tratando de entender quién era esa mujer que nadie había visto antes.
Alguien, curioso, preguntó:
—¿Ismael, y ella quién es? ¿De dónde fue que salió?
Ismael, con una sonrisa relajada, respondió:
—Es mi mejor amiga, Yulia Díaz, acaba de regresar de fuera. No la conocen, pero no se preocupen. Yulia, ven, vamos a sentarnos.
La presentación fue tan simple que nadie realmente entendió quién era la hija de...
Justo en ese momento, una voz desafiante y afilada se escuchó:
—¿Cómo dijiste que se llama?
Yulia se giró, y al instante vio a Lidia, vestida con un vestido rojo.
Ismael, al notar la presencia de Lidia, se le oscureció el rostro.
—¡A mierda! ¿Quién invitó a esta?
Lidia se levantó