—Lo que nos pediste investigar, encontramos algo, pero la verdad no es mucho —dijo el detective al otro lado de la línea, con un tono algo resignado.
Daniela, entusiasta sentada en su oficina, sintió una leve decepción al escuchar eso.
—¿Y qué encontraron? —preguntó, esforzándose un poco por no mostrar su molestia.
El detective continuó:
—Solo encontramos que tienen una hija.
Daniela, al escuchar esto, se quedó inmóvil. Ya sabía que Diego y Marina tenían una hija, y que, de hecho, había muerto hace tiempo. ¿Eso era todo?
—Eso ya lo sé —respondió, tratando de no sonar demasiado irritada.
Pero el detective siguió hablando, sin percatarse ene se momento de la frustración en la voz de Daniela:
—Pero descubrimos que su hija regresó al país hace poco.
—¿Qué? —Daniela de repente se enderezó en su silla, totalmente sorprendida.
—¿Yulia no había muerto?
El detective respondió con rapidez:
—No, no está muerta.
¡Yulia no había muerto!
Daniela apretó los labios con rabia, dándole vueltas a la noti