Justo cuando Lidia estaba a punto de lanzarse directo hacia Baltasar, él reaccionó rápido y se apartó de un salto repentino.
Lidia lo miró con desprecio y lamento.
—No bloquees el camino. La próxima vez, sé por favor más inteligente.
Baltasar suspiró, resignado. Este trabajo no era tan fácil como parecía, definitivamente. Había intentado detenerla, pero si ella iba a seguir su camino, ya no era problema suyo.
Lidia empujó la puerta de la oficina y entró sin dar más vueltas.
Su entrada interrumpió la conversación entre Daniela y el gerente general del Grupo Uriarte, que estaba allí para hablar sobre una posible colaboración entre las partes.
Daniela reaccionó de inmediato y, con un tono de voz suave, preguntó:
—Lidia, ¿es algo urgente?
Al ver que había un cliente presente, Lidia se calmó un poco.
De inmediato, dejó de mostrar su enojo y, con una sonrisa algo fingida, dijo:
—No sabía que tenías visitas. Perdón por interrumpir, iré al salón de descanso a esperar.
Lidia había llegado tan r