Al día siguiente por la mañana, el pronóstico anunciaba un día soleado.Marina se despertó temprano, se maquilló un poco para verse más despejada y, después, fue directo al supermercado a comprar lo necesario para cocinar. Cuando regresó, se arregló de inmediato. Sabía que, cuando Daniel llegara, irían juntos a la estación de policía a recoger a Diego.Cerca de las diez de la mañana, Diego salió de la comisaría, con el rostro marcado por el cansancio. Al verlo, Marina no pudo evitar sonreír, y él, al verla, le devolvió la sonrisa y caminó apresurado hacia ella.—Marina —dijo Diego, con voz suave, llena de ternura—, lo siento mucho, no quería que te preocuparas.Marina lo abrazó con fuerza, apoyando la cabeza con dulzura en su pecho. Diego le acarició el cabello con suavidad, susurrando:—No te preocupes, ya estoy bien.Marina aceptó, separándose un poco de él para mirarlo a los ojos.—Diego, ven a casa conmigo.Él entendió perfectamente lo que ella quería decir. Sus ojos mostraron en e
Por la tarde, a las 3:30, en la sala de prensa del Grupo Yulia. Marina subió al escenario con paso firme.—Buenas tardes a todos —dijo con una voz clara y segura—. Hoy les traigo un anuncio muy importante para el Grupo Yulia: lanzamos una campaña de intercambio de productos usados. Esto no solo es un agradecimiento a nuestros clientes, sino también una medida para garantizar su completa seguridad y bienestar.Marina continuó con confianza:—Desde que asumí la dirección de la empresa, he estado investigando nuestros productos a fondo. Y en las últimas investigaciones, descubrimos que algunos de los productos distribuidos por Nexora Solutions tienen fallos graves de calidad.Los periodistas presentes se miraron sorprendidos.—Estos productos no solo han afectado nuestra reputación, sino que además han puesto en peligro la seguridad de nuestros consumidores. Por eso, hemos demandado a Nexora Solutions ante las autoridades correspondientes.—Quiero asegurarles que vamos a colaborar al 100%
El fuego se descontroló de forma descontrolada, las llamas arrasaron toda la habitación en un abrir y cerrar de ojos. El sonido de las sirenas de los bomberos llenó de inmediato la calle, y todos en el vecindario sabían que una casa estaba ardiendo....Después de la rueda de prensa, Marina le pidió a Fernando que avisara a los directivos para convocar una reunión urgente. Miró de reojo el reloj: ya eran las seis y media. Decidió en ese momento salir de la sala de conferencias.Fernando la acompañó hasta la planta baja.Antes de que se subiera al auto, le dijo:—Fernando, ¿sabes cuál es la forma más rápida de hundir las ventas de una empresa? Que uno de nuestros productos cause una tragedia.Todo lo que estaba pasando podría verse como una mala señal, pero también podría convertirse en una gran oportunidad. De la muerte, a la vida.Fernando entendió con claridad lo que quería decir.—El departamento de relaciones públicas ya está listo. En cuanto se levante el rumor, ellos se encargará
Por la mañana, al día siguiente, el sol se filtraba entre las hojas de los árboles en el jardín trasero, iluminando el suelo con pequeñas manchas de luz. Marina le estaba echando de comer al patito, que, con el pecho inflado de emoción, corría travieso hacia ella para devorar el alimento.Diego apareció de repente en el jardín con el celular de Marina en la mano.—Tienes una llamada —le dijo, entregándoselo.Marina miró la pantalla: era Fernando.—Fernando, ¿qué pasa? —preguntó, preocupada.Al otro lado de la línea, Fernando respondió con sumo urgencia:—Jefa, hubo un incendio en la Calle Luna 45, tres muertos. Ya están circulando videos en redes que sugieren que el incendio podría estar relacionado con nuestros productos.El rostro de Marina se ensombreció al instante. Suspiro tratando de mantener la calma, y respondió con firmeza:—Envíen a alguien a investigar a fondo qué pasó. El departamento de PR debe actuar rápido para proteger nuestra imagen y minimizar un poco los daños.Colgó
La botella de agua voló por el aire dirigiéndose directamente hacia Marina. Pero, antes de que pudiera alcanzarla, un guardaespaldas la agarro.Ricardo se adelantó rápidamente y se puso frente a Marina, mientras Fernando mantenía su mirada alerta, observando cada movimiento a su alrededor.El gesto de Emiliano hizo que los demás familiares estallaran también de furia. Los guardaespaldas reaccionaron deteniéndolos.—¡Malditos desalmados! ¡Ojalá te mueras quemada también!Marina giró hacia Fernando y, en voz baja, le ordenó:—Investiga a ese tipo que lanzó la botella.Fernando asintió, sabiendo exactamente lo que tenía que hacer.Poco después, la policía llegó y se llevó a los alborotadores. Marina echó un último vistazo a Emiliano, quien seguía gritando con rabia. Pero algo la incomodó: no parecía estar triste, solo lleno de furia.—Dile a Legal, Relaciones Públicas, Productos y Compras que necesitamos una reunión en media hora —ordenó.Marina se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia
Del otro lado de la línea, el abogado Mauricio habló con un tono serio, pero respetuoso:—Señora Luna, mañana a las tres de la tarde, por favor, pase por la firma de abogados. Es sobre el testamento del señor Eduardo.—Está bien —respondió respetuosa Luna, sin más.Mauricio colgó y, casi de inmediato, se comunicó con los asistentes de Matías y Marina.En ese preciso momento, Marina estaba en plena reunión. Fernando le pidió a Mauricio que esperara un momento, luego le pasó el celular a Marina, y en voz baja le dijo:—Una persona llamada Mauricio quiere hablar contigo.Marina, interrumpiendo brevemente la discusión, tomó cuidadosa el celular con una expresión seria.—Hola, Mauricio.Tomó un sorbo de su café mientras escuchaba.—Señorita Marina, mañana a las tres de la tarde, por favor, venga a la firma. Se leerá el testamento del señor Eduardo.Marina se quedó estupefacta por un momento, con la taza en la mano, mientras procesaba poco a poco la noticia. Luego, se puso más seria.—Está b
Sandra en ese momento llegó a casa de buen humor, con una sonrisa en el rostro, y le contó a Mateo entusiasta lo que había pasado cuando se cruzó con Luna ese día.—¿Luna? —Mateo se sentó de golpe, su expresión de inmediato se tornó seria.Sandra, al ver su cambio de actitud, le preguntó, algo confundida:—¿Qué ocurre? ¿Te acuerdas acaso de algo?Mateo se quedó pensativo por un momento, y de repente, como si se le hubiera encendido una bombilla en ese instante, dijo:—Eduardo ya está muerto, y Marina es su única hija. Eso quiere decir que tal vez ella herede la fortuna de los Cabello.Dijo esto con una sonrisa irónica, y en sus ojos se reflejaba un poco de frustración.Sandra, sorprendida, sintió un leve pinchazo de celos.—Vaya, qué suerte tan magnifica la de ella... Pero Marina no tiene buena relación con los Cabello, así que puede que no reciba nada.Sandra también odiaba demasiado a Marina. Si no fuera por ella, ahora mismo la empresa sería de su esposo, y ese terrible pensamiento
—No sé quién los mandó.Emiliano se quejaba mientras tocaba adolorido las zonas donde lo habían golpeado. Su rostro reflejaba un agudo dolor, pero también una notable desconfianza. No era tan tonto como para soltarle algo sobre Félix a los del Grupo Yulia. Para él, eso sería traicionar por completo su propia posición.Ricardo, de pie junto a él, sonrió con calma.—Que no sepas quién los mandó no es problema, al final, el que está recibiendo los golpes eres tú, no yo. Y he venido hoy para hablar sobre la compensación por el incendio.Emiliano dejó de quejarse al instante. En sus ojos brilló un gran destello de codicia, y tragó saliva con avidez.—¿Cuánto me van a dar por la compensación?Ricardo sonrió, sabiendo que había atrapado su atención.—Todavía estamos evaluando con detenimiento el monto exacto, pero te aseguro que será una cifra que te dejará más que satisfecho.Hizo una pausa, dejándole tiempo para que saboreara sus entusiastas palabras.—Eso sí, para recibir la compensación,