Celia se quedó estupefacta cuando Laura le dijo que tenía que ir a su casa a recoger la maleta, además de un montón de cosas que había ido añadiendo a la lista.
—No entiendo nada. ¿Te fuiste a tu casa con la maleta y ahora no tienes ropa? ¿Por qué?
—Ahora no puedo hablar —dijo, casi en un susurro para que Sergio no la oyera.
—Discutisteis y lo abandonaste, es la única explicación… Venga, cuéntamelo.
—Luego te lo cuento —le dio la dirección de Sergio y Celia quedó en llamarla cuando llegara para que él bajase a ayudarla a subir todo lo que le había pedido que le llevase.
—Te espero entonces a eso de las cinco. Un beso, hermana. Te quiero.
—Un beso. Y no te creas que te vas a ir de rositas de este embrollo… Me lo vas a contar todo, quieras o no. Empiezo a pensar que te traes demasiados líos.
—¿De qué hablas? Y no te retrases, que necesito el vestido esta noche.